El desgaste lateral en los neumáticos es uno de los problemas más comunes que enfrentan los conductores y, al mismo tiempo, uno de los menos comprendidos.
Muchas personas suelen atribuir el desgaste de sus llantas únicamente al paso del tiempo o al kilometraje, pero lo cierto es que cuando el desgaste se concentra en los bordes laterales, generalmente se debe a factores relacionados con la alineación, la presión de aire o incluso con la suspensión del vehículo.
Detectar este problema a tiempo no solo ayuda a prolongar la vida útil de los neumáticos, sino que también mejora la seguridad en carretera, el rendimiento del auto y evita gastos innecesarios.
Se trata de un desgaste irregular que afecta principalmente los bordes externos de la banda de rodadura.
A diferencia de un desgaste uniforme, que ocurre cuando la llanta se consume de manera pareja, este tipo de deterioro indica que algo no está funcionando bien en el contacto del neumático con el suelo.
Cuando ocurre, no solo se reduce la durabilidad de la llanta, sino que también se afecta la estabilidad del vehículo, especialmente en curvas y frenadas.
El desgaste lateral en los neumáticos puede originarse por varias razones:
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Una inspección visual suele ser suficiente para notar este problema. Si observas que los bordes de la llanta están mucho más gastados que el centro, es probable que estés frente a un caso de desgaste lateral.
También puedes percibirlo en la conducción: el vehículo puede sentirse inestable, vibrar más de lo normal o presentar ruidos en la suspensión.
Lo ideal es revisar periódicamente las llantas, ya que un diagnóstico temprano permite corregir la causa antes de que sea necesario reemplazarlas.
Ignorar este problema puede traer consecuencias graves:
Conducir con desgaste lateral en los neumáticos no sólo reduce la comodidad, también pone en peligro tu seguridad y la de tus pasajeros.
Para corregir este tipo de desgaste es necesario identificar la causa raíz. Entre las soluciones más comunes están:
Además, rotar las llantas cada cierto kilometraje ayuda a equilibrar el desgaste y alargar su vida útil.
El mantenimiento preventivo es la mejor herramienta contra este problema. Revisar el estado de las llantas cada 10.000 kilómetros, hacer alineación y balanceo después de golpes fuertes (como pasar por un bache profundo) y controlar periódicamente la presión de inflado son prácticas que marcan la diferencia.
Invertir en prevención no solo evita el desgaste lateral en los neumáticos, también mejora la eficiencia del vehículo, reduce el consumo de combustible y proporciona una conducción mucho más segura.
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